Textos de historia militar
medieval
LAS REVOLUCIONES MILITARES DE LA GUERRA
DE LOS CIEN AÑOS
Clifford F. Rogers
“The Military Revolution Debate”, Editor
Clifford J. Rogers, Westview Press, Boulder,Colorado, 1995. Capítulo 3
Clifford Rogers concluye su trabajo avanzando en una cuestión los estudiosos de la "revolución militar" han planteado con frecuencia: ¿cabe hablar de una revolución cuando los hechos que dan lugar a los cambios que la caracterizan suceden a lo largo de un periodo a veces prolongado, lo cual pareciera estar en contradicción con "el cambio rápido y profundo" ínsito en el concepto de revolución? Acude Rogers a una teoría que extrae de la biología, la del "equilibrio puntuado", a través de la cual, como lo explica, se entiende la aparente contradicción.
PARADIGMAS: REVOLUCION VERSUS EVOLUCION POR EQUILIBRIO PUNTUADO
Permítasenos volver a la pregunta con la habíamos lanzado
nuestro examen sobre la
Revolución Militar de la Guerra de los Cien Años: “¿cómo hizo Occidente, inicialmente tan pequeño y deficiente en lo que
hace a recursos naturales, para compensar aquello de lo que carecía a través de
la superioridad del poder militar y naval?” He sostenido que para contestar
dicha pregunta debemos observar los primeros años del siglo quince, cuando la Revolución de la Infantería alcanzó su
madurez y el cañón apareció por primera vez. Resulta claro que entre esa época
y el final de siglo dieciocho, las fuerzas militares europeas devinieron con
mucho las más eficaces que cualquiera que el mundo hubiera conocido hasta
entonces y que este avance jugó un rol crucial en el ascenso de Occidente hacia
la dominación mundial. Pero esto se extiende por la mitad de un milenio.
El concepto de “revolución” en la historia es flexible, tanto
como para abarcar fenómenos tan diversos como la Gloriosa Revolución ,
la Francesa ,
la Copernicana
y la Industrial. En
cada caso, sin embargo, el vocablo “revolución” se refiere a un cambio rápido
en el estado de las cosas. El transcurso de tiempo que ello comprende puede ir
desde un año hasta un siglo, dependiendo de la naturaleza y alcances de la
revolución, según se trate de un gobierno, de una estructura social, de una idea
o de una economía. Pero en ninguno de esos casos el encuadre temporal durante
el cual el cambio tiene lugar excede, como máximo, el de una vida humana.
Más aún, una revolución -aunque prolongada- debe ser
esencialmente un cambio singular, del estado X al estado Y, del principio al
fin y de uno a otro extremo. Por cinco siglos, entre 1300 y 1800, Europa
experimentó no una sino varias revoluciones militares, aun cuando sólo se
considere a los ejércitos terrestres, cada una de las cuales modificó dramáticamente
la naturaleza de la guerra en un breve periodo de tiempo. En primer lugar, en
el siglo catorce, la “Revolución de la Infantería ”, cuando los plebeyos piqueros y
alabarderos suizos, así como los arqueros ingleses, derrumbaron la dominación
que por siglos había ostentado la aristocrática caballería de choque. En
segundo lugar, la “Revolución de la Artillería ”, que invirtió la igualmente
prolongada superioridad de la defensa en la guerra de sitio, dando también un
mayor ímpetu a la unificación de Francia y España en torno a autoridades
centrales. En tercer lugar, y entrando en el periodo tradicionalmente definido
como el de la “Revolución Militar” y lejos del periodo analizado en el cuerpo
de este trabajo, la “Revolución de las Fortalezas Artilladas”, basada en la traza italiana y murallas de perfil
hundido, que recuperaron la supremacía de la defensa estratégica. En cuarto
lugar, la “Revolución Militar”, que Michael Roberts destacó en su seminal
trabajo: entrenamiento, burocratización militar y crecimiento del tamaño de los
ejércitos [1].
Por todo ello, no estamos ocupándonos de un cambio revolucionario, sino de una
serie completa de revoluciones, combinadas sinérgicamente para constituir la
superioridad militar de Occidente en el siglo dieciocho.
Entonces, ¿la respuesta nuestra pregunta inicial es que se
trata de una cuestión de evolución?
La evolución normalmente implica avances a través de una cantidad casi infinita
de cambios infinitesimales, pero esa, claramente, no es la conceptualización
que buscamos. Es cierto que cada una de las revoluciones mencionadas
precedentemente involucran cierta cuota de evolución lenta y permanente, tanto
antes como después del periodo “revolucionario”. El cañón evolucionó durante un
siglo antes de provocar un cambio dramático en la forma de hacer la guerra en
Europa y durante siglos después de ello continuó mejorando constantemente (y
aun lentamente.) Pero el concepto de evolución, tal como se lo concibe
corrientemente, no parece enfocar adecuadamente el crítico periodo de rápidas
innovaciones de los años 1410-1430.
Existe un paradigma, que puede dar un marco conceptual lo
suficientemente amplio y sólido como para basar el análisis de los diversos
hechos que proporcionan una explicación del crecimiento de la superioridad
militar de Occidente. En 1972, Gould y Eldredge propusieron un nuevo modelo
para la formación evolutiva de las especies, que denominaron “equilibrio
puntuado”. Sostuvieron que la evolución actúa por cortos estallidos de cambios
rápidos entremezclados con largos periodos cercanos al equilibrio, en lugar de
alteraciones lentas y constantes. Tal teoría suscitó muchas controversias y a
través de los años transcurridos desde entonces ha quedado en claro que su
formulación inicial no tuvo en cuenta los cambios graduales. Pero muchos
científicos han aceptado el punto básico de la teoría, es decir, que muchos de
los cambios evolutivos, aunque no todos, ocurren durante periodos cortos de
rápido desarrollo. Esta nueva concepción de la evolución por equilibrio puntuado,
combinando cambios graduales y “revolucionarios”, pareciera describir el
proceso de las innovaciones militares extraordinariamente bien. Después de un
largo periodo cercano al equilibrio, la infantería comenzó a evolucionar muy
rápidamente hacia el comienzo del siglo XIV. Más o menos al mismo tiempo
apareció el cañón, que fue evolucionando lentamente a lo largo de un siglo,
cuando en un estallido de rápido desarrollo revolucionó la guerra en Europa.
Las fortificaciones artilladas comenzaron su desarrollo más o menos
coincidentemente con el apogeo de la artillería. Evolucionó lentamente también
a lo largo de un siglo y, en su momento, implicó una revolución militar. Un
proceso de evolución por equilibrio puntuado continúa aun hoy en materia de
tecnología militar.
Puede argumentarse que, en tanto todos sabemos de qué se
habla cuando nos referimos a “Revolución Militar”, mis objeciones son simples
sutilezas, sólo una cuestión semántica. Pero, como George Orwell lo mostró tan
efectivamente en 1984, las palabras
forman ideas y las ideas, el mundo. Al intentar subsumir las innovaciones de
cinco siglos en un fenómeno único, tal vez estamos imponiendo una unidad
teleológica artificial a una serie de desarrollos intrínsecamente distintos y
separados. Y, haciéndolo, podríamos echar un velo sobre nuestra comprensión
sobre una críticamente importante área de la historia, un área que sin lugar a
dudas merece ser estudiada con la mayor claridad posible.
[1] Podríamos continuar esta enumeración
con los cambios en los sistemas militares del siglo XVII descriptos en el libro
de Jeremy Black [A Military
Revolution?Military Change and European Society, 1550-1800]; los cambios
del periodo de la Revolución Francesa; la guerra industrializada y la
revolución nuclear. Una vez comenzado el periodo de evolución por equilibrio
puntuado en el modo europeo de hacer la guerra, nunca se detuvo.
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