En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

29 de junio de 2017

Textos de historia militar medieval

LAS REVOLUCIONES MILITARES DE LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS

Clifford F. Rogers

The Military Revolution Debate”, Editor Clifford J. Rogers, Westview Press, Boulder,Colorado, 1995. Capítulo 3


NOTA. La llamada * corresponde a comentarios de quien traduce. 

IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN DE LA ARTILLERÍA

La idea de que la introducción de la artillería condujo a cambios profundos en la estructura política de Europa ha sido familiar desde los días de Adam Smith, David Hume, Carlyle y Macaulay. Más recientemente, J.F.C. Fuller, Ferdinand Lot y William McNeill han sostenido argumentos similares. Otros han tratado de refutarlos, pero la lógica del argumento es tan poderosa como simple.


La artillería era costosa. Tan temprano como en 1442, el gobierno francés había gastado más de dos veces en artillería que en materiales bélicos más tradicionales (flechas, lanzas, arcos, etc.) Los gobiernos centrales de los grandes estados podían afrontar el costo de adquirir y mantener grandes trenes de artillería, en tanto que sus súbditos y los estados vecinos más pequeños no estaban en condiciones de hacerlo. El desequilibrio entre la ofensiva y la defensa en la guerra de sitio condujo a una consecuente inequidad estratégica: la ofensiva ganaba, la defensiva sufría.

En los primeros años del siglo quince, Pierre Dubois observaba en su tratado militar que “Un castillo difícilmente puede ser tomado en menos de un año y aun cuando     caiga, ello significa mayores gastos para el asediante y sus súbditos que el valor de la conquista. Debido a estos prolongados, peligrosos y agobiantes sitios, y en tanto las batallas y asaltos pueden evitarse, los líderes pueden llegar a acuerdos desventajosos para la parte fuerte…” [1]

Bajo tales circunstancias los poderes locales podían reducir a lo mínimo las interferencias de los gobiernos centrales. La Revolución de la Artillería alteró la situación dramáticamente. Los intereses regionales perdieron su capacidad para desafiar a las autoridades centrales, los pequeños estados y las regiones semiindependientes fueron dominados por sus grandes vecinos.

Naturalmente, hubo excepciones, pero el proceso por el cual Francia y España se transformaron en naciones unificadas debe mucho a la Revolución de la Artillería. En Francia, el gobierno central rápidamente reconquistó Normandía y Aquitania, y luego tomó el control sobre Borgoña y Bretaña. En España, para citar a Geoffrey Parker, “gracias a su tren de sitio de unos 180 cañones, los Reyes Católicos Fernando e Isabel pudieron reducir en diez años (1482-1492) los puntos fuertes moros en el reino de Granada que habían desafiado a sus antecesores durante siglos” [2]. Cuando los franceses entraron en Italia en 1494, su artillería “pudo hacer en pocas horas lo que a Italia le llevaba días” y las prácticas habituales de la guerra en la península fueron “puestas patas arriba, como si hubiera soplado un huracán”.

El historiador florentino Guicciardini percibió con precisión el impacto que la Revolución de la Artillería tuvo sobre la guerra. Con anterioridad, cuando los métodos “lentos e imprecisos” para sitiar ciudades conducían a guerras prolongadas, “el gobernante de un estado difícilmente podía ser despojado”. La eficacia del cañón de sitio “imprimió tanta vivacidad en nuestras guerras que… cada vez que se perdía en el terreno abierto, el estado se perdía con él”. Antes, un poder a la defensiva podía refugiarse en sus fortificaciones y esperar que el enemigo agotara sus energías, su dinero o su comida. Luego de la Revolución de la Artillería, la defensa tenía que serlo a campo abierto, una realidad que ya había sido claramente mostrada por los franceses en la reconquista de Guienne, en 1453. Después de 1520, cuando el impacto de las fortalezas de perfil hundido, la traza italiana, se hizo sentir (en lo que podría llamarse una “Revolución de las Fortificaciones Artilladas”), la frecuencia de las batallas declinó una vez más.
           
La creciente importancia de la batalla luego de la Revolución de la Infantería volcó aún más la balanza de la guerra a favor de los grandes estados y gobiernos centralizados, debido a que sólo ellos contaban con los recursos para mantener ejércitos permanentes importantes, como las Compagnies d’Ordonnance  creadas por Carlos VII en Francia en 1445 y  por Carlos el Calvo en Borgoña en 1471-73. Además, hacia 1450, la artillería comenzó a representar una mayor ayuda en las batallas que en los sitios, como lo demuestran las batallas de Formigny y Castillon *.

* En las batallas de Formigny (1450) y Castillon (1453) las fuerzas francesas de Carlos VII vencieron a los ingleses mediante el uso decisivo de la artillería. Castillon significó el final de la Guerra de los Cien Años y la expulsión de los ingleses  del territorio francés, con excepción de Calais, cuya ocupación continuó hasta 1588.

El elevado costo de la artillería y los ejércitos más numerosos consecuencia de la importancia creciente de las batallas campales, dieron gran valor a la habilidad para producir y administrar grandes sumas de dinero. Esto creó un ciclo de autoestimulación que fue creciendo en espiral por lo menos hasta el advenimiento de la Revolución de las Fortificaciones Artilladas, a comienzos del siglo dieciséis. Ocurrió algo así: el gobierno central de los grandes estados podía afrontar el costo de los trenes de artillería y los grandes ejércitos. Los trenes de artillería contrarrestaron a las fuerzas que se oponían a los gobiernos centrales   y habilitaron a estos para aumentar su control sobre áreas periféricas de sus territorios, o a expandirse a expensas de sus vecinos más débiles. Esto incrementó la recaudación de impuestos, que permitió mayores trenes de artillería y ejércitos, con lo que su control centralizado se intensificó, así como la recaudación de impuestos, y así sucesivamente. Un investigador ha concluido que los ingresos por impuestos de los gobiernos centrales occidentales se doblaron entre 1450 y 1500. Esta espiral retroalimentante entre capacidad militar y habilidad de movilización económica ayuda a explicar aquel fenómeno.

Viendo hacia atrás desde el periodo de la Revolución de las Fortalezas Artilladas, más de un estudioso ha tratado de argüir que “la visión de que la aparición del cañón cambió el equilibrio entre atacantes y defensores de una fortaleza simplemente no se funda en evidencias”. Los contemporáneos de la Revolución de la Artillería, desde Chartier y Leseur a Guicciardini y Maquiavelo, no están de acuerdo. En realidad, en el siglo quince el arquitecto italiano Francesco Giorgio Martini escribió que “el hombre capaz de equilibrar la defensa con el ataque, sería más un dios que un ser humano”. Tales relatos, y otras evidencias presentadas en este artículo, ponen en claro que la pólvora alteró el equilibrio entre la ofensiva y la defensa hacia mediados de 1430 como resultado de una rápida serie de innovaciones técnicas originadas en un siglo de desarrollos graduales. Es cierto que esta superioridad de la ofensiva en sí misma finalmente sucumbió ante otra revolución militar, pero en el siglo transcurrido entre el triunfo inicial de la artillería en los años 1420-40 y el florecimiento de las fortificaciones de perfil hundido, bastiones y trabajos terrestres en los años 1520-40, la artillería provocó una auténtica revolución en la guerra europea, con grandes consecuencias para el continente y el mundo.





[1]           Dubois exagera en algo las dificultades de la guerra de sitio, los castillos raramente resistían un año completo de sitio, y frecuentemente caían en pocos meses o aun en semanas, debido a la traición o a las minas, aunque lo esencial de su opinión es válido. Algo parecido ocurrió después del desarrollo de las fortalezas de traza italiana en el siglo XVI.
[2]           El conocimiento de la artillería desarrollado por los españoles y portugueses en la lucha contra los moros se transfirió con facilidad a la conquista ibérica en el Nuevo Mundo, África y Asia: hubo un corto paso de la Reconquista a la Conquista [en español en el original] * Al menos en el caso americano no puede decirse que la artillería haya influido en la Conquista, lo cual es más cierto en el caso de Asia y en algunos enclaves africanos (en este último caso, por los portugueses.)

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